sábado, 10 de abril de 2010

UN NUEVO COLOR


Julio César de siempre ha sido uno de mis personajes históricos preferidos. Y digo de siempre, porque soy agustino de formación y además de letras puras con lo que los clásicos me han acompañado “ab initio”.

En los años de escuela (se llamaba EGB), crecimos escuchando fabulosas historias de dioses griegos, de héroes de las Termópilas y, como no, De Bello Civili y De Bello Gallico aunque esto último fué ya más adelante, en BUP.

Guardo un gratísimo recuerdo de todos mis profesores pero en especial del R.P.A. Santos Santamarta (qepd). El Padre Santos era una persona con gran cultura y hablaba a la perfección más de 15 lenguas, entre vivas y muertas. Sus clases de latín y de griego eran magistrales porque él era “el Magíster” (Maestro con mayúsculas). De su boca oí decir por primera vez aquello de “Magíster dixit” (el Maestro dijo) que traducido significa que el conocimiento sólo puede obedecer a la enseñanza tradicional de los Maestros Clásicos.

Esta máxima junto con otras como; “Gladiador in arena consilium CAPIT” (el gladiador toma su decisión en la arena), “Amicus Plato, sed magis amica veritas” (soy amigo de Platón, pero lo soy más de la verdad), “Inimici sont multi” (los enemigos son muchos), “Excusatio non petita, acusatio manifesta” (la excusa no pedida demuestra culpabilidad), “Istitia est regina virtutis” (la justicia es la reina de la verdad), “Labor omnia vincit” (el trabajo todo lo puede), “Roma locuta causa finita” (si Roma ha hablado el asunto está terminado) me han acompañado en mi pubertad y, por lo tanto, en mi formación como persona.

Luego vino mi encuentro/amor con el Derecho y añadí otras tantas como; “Abusus not et usus, sed corruptela” (el abuso no es uso, sino corruptela), “Condicio sine qua nom “(condición sin la cual no), “Ad hoc” (para eso), “Aequitas seguitur legem” (a la equidad le sigue la ley), “Nullum crimen, nullum poena sine previa lege” (no hay crimen, no hay pena, sin ley previa).

Volviendo al inicio, Julio César era mi predilecto o dicho en latín el “primum inter pares”. Quizás por su sabiduría, o quizás y simplemente porque para un niño representaba tanto el militar como el intelectual y aunaba la fuerza y la razón en una sola persona.

No me cuesta trabajo recordar el día que escuche por vez primera la frase “La suerte está echada” (Alea jacta est). Supongo que esta filosofía absolutista, que tomó César al cruzar el rio Rubicón e incumplir la prohibición que le había impuesto el SPQR (Senado Romano) de entrar en Italia, es la que da título al Síndrome del César.

Existen algunas personas que se exigen como meta un “todo o nada”. Así, si no se alcanzan o cumplen los objetivos en su totalidad se sienten defraudados. Estos no contemplan el término medio (“In medio virtus” del Profesor Castán) y por su cabeza no pasa que entre el todo y la nada existen varios estadios que también pueden generar un grado de satisfacción destacable.

Cuando tenemos un Manager de este tipo hay que darle soporte. Generalmente son personas perfeccionistas y tremendamente exigentes pero al mismo tiempo son un ejemplo para la organización en muchas otras facetas. Lo mejor es intentar ayudarles, en primer lugar, a disfrutar del camino para luego concentrarnos en el puro y duro escrutinio de los resultados. No os preocupéis, serán excelentes.

Como decía Albert Eisntein “para obtener resultados distintos hay que cambiar el proceso” y esto todo el mundo lo entiende. Pues bien, cuando cambiamos la forma de hacer las cosas elevamos el riesgo de cometer errores y pueden producirse. Y se producen. E irremisiblemente llegan.

A “sensu contrario” puede pasar que un elevado grado de perfeccionismo nos lleve a ser irresolutos o incluso a procrastinar la tarea por el miedo a no conseguir el objetivo deseado.

Hay que desterrar de los equipos de trabajo el miedo al error. El verdadero fracaso es no intentarlo, no luchar contra lo preconcebido, no visualizar una nueva meta.

Al trabajar en equipo lo que hacemos es complementar las aptitudes de varios individuos para logar desempeños que de manera individual serían imposibles de obtener. Para esto no es necesario montar una competición. Lo que quiero es una cooperación en la que yo aprenderé de mis compañeros y ellos, espero, algo nuevo conocerán.

Nosotros decimos que entre el blanco y el negro hay más colores para que alguien enseguida termine la frase, haciéndonos reír con un: SÍ, EL GRIS.

Hoy, como podéis ver, la mayoría del post es ”a non domino” (utilizando argumentos de los que uno no es propietario) pero también los que están o han estado en “el Equipo” saben que, como decía César, lo dicho lo defendemos “ab imo pectore” (con todo el corazón).

Espero te haya traído buenos recuerdos, hermano Alfonso. Se te añora y se te quiere.

Como decía al principio: Un nuevo color (Los Secretos, 1989)


UN NUEVO COLOR




1 comentario:

  1. Una entrada de ptmdr, ha sido un placer leerla. Solo una objeción... se tiene terror al error.

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