
Viene al caso lo anterior porque esta semana durante una conversación de pasillo un compañero de trabajo hizo referencia al “Arte de la Guerra” y me preguntó por mi punto de vista sobre la materia. Sospecho que él es un avezado “Cantarin” y algo ha debido de intuir al leer el post anterior.
Así, después de varias semanas dedicadas a la explicación del fenómeno Multinacional y las posibles alternativas para ganar en calidad de vida dentro de las meritadas, podemos aterrizar en algo más concreto que espero os sea de divertimento e incluso de utilidad.
Ahora bien, según voy escribiendo me asaltan otras cuestiones que también pueden ser de interés como el pensamiento referencial, los sistemas complejos, la sociedad civil y su papel en el mundo actual, etc. Todos estos conceptos están muy presentes en nuestro qué hacer diario aunque, ciertamente, pasan inadvertidos para muchos de nuestros compañeros. Tiempo tendremos, y a los que me habéis solicitado opinión sobre estas u otras materias que sepáis que están escritas en el “to do” pendientes de ocasión. Una cosa más antes de comenzar. Os pido realicéis los comentarios y preguntas en abierto y no dirigiéndome un mail en privado. Cualquier opinión es bienvenida y admitida siempre que sea emitida con respeto (vamos lo normal; mejor no insultar, descalificar u ofender). Si abrimos fuego en la sección de comentarios será mucho más enriquecedor para todos.
Sun Tzu ( o Sun Wu como también es conocido) fue un general que vivió en el reino de Wu en el siglo VI A.C. Cierto es que los distintos biógrafos no terminan de ponerse de acuerdo en las fechas y la localización exacta, pero en lo que respecta a lo que a nosotros nos interesa hay, digamos, “Jurisprudencia pacífica”. El bueno de Tzu es el autor de un documento llamado “Los Trece Capítulos” que hoy conocemos como “El Arte de la Guerra”. Estamos, por consiguiente, ante un documento de más de 2.000 años de antigüedad. Pero ¿tiene hoy vigencia? La respuesta es sí, siempre y cuando sepamos adaptarlo al mundo actual.
Queda contrastado que “Los trece capítulos” inspiraron la obra de Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (Nicolas de Maquiavelo) del que en breve hablaremos. También, y esto me gusta menos, ha inspirado a personajes como Temüjin (para nosotros Genghis Kan), Napoleón Bonaparte, Mao Zendong (este es el chungo ¡eh!) y más recientemente al General norteamericano Norman Schwarzkopf, líder en la Guerra del Golfo.
Y ¿por qué hablamos de un libro de estrategia militar en Tu Canción? Continuo. El Arte de la Guerra también ha sido libro de cabecera, entre otros, de Jack Welch (CEO de General Electric), de Lou Gerstner (CEO de IBM) y de Bill Gates (CEO de Microsoft). Y estos si deben de tener sitio de honor en nuestro blog.
Como la lectura, aún en versión traducida, del manuscrito original se hace ardua os recomiendo un magnífico libro escrito por Mark McNeilly que se llama “Sun Tzu y el arte de los negocios: los seis principios estratégicos para Managers” (1996). Este si debemos leerlo en la versión original (lengua de Shakespeare) ya que aunque hay buenas traducciones algo pierden y McNeilly, que trabajó durante años en del departamento de marketing de IBM, tiene un estilo literario francamente interesante.
No quiero destriparos el final y además si ya está escrito, y muy bien a mi juicio, para qué repetirlo. Pero me debo de ganar el pan y todavía me quedan unas 40 líneas.
Lo mejor de este libro es que respeta la diferencia entre la guerra y el mundo de los negocios pero al mismo tiempo encuentra analogías que explica mediante ejemplos prácticos basados en casos reales de empresas como IBM, Wal Mart, MTV, Microsoft, CNN, K-Mart y otras.
Así de los 13 capítulos originales pasamos a sólo 6 principios que, valga la redundancia, lo son de estrategia según el autor (digo redundancia ya que un principio es de por sí una regla de conducta que orienta a la acción).
Estos son:
1.- Ganar sin combatir.
2.- Eludir las fortalezas y atacar las debilidades (obviamente del contrario).
3.- Engañar y acopiar información de oponente.
4.- Hay que ser veloz en la respuesta y estar siempre preparado.
5.- Intentar influir en el oponente que en el lenguaje de los negocios podríamos traducir al recurrente “adáptese a su competidor”.
6.- Ejercer un liderazgo basado en el carácter.
Todos son importantes ya que cada uno tiene razón “per se” y además complementa al resto. Aunque estamos ante un hexaedro regular según la configuración de MCNeilly, he de reconocer que me encanta el sexto enunciado del que os hago un pequeño resumen.
Sun Tzu escribió: “El general que en la avanzada no busca la fama personal, y en la retirada no se preocupa por evitar el castigo, pero cuyo único propósito es el de proteger a su gente y promover los mejores interés de su soberano, es joya preciada del estado. No existen muchos (líderes) así”.
Con este punto de partida, McNeilly establece que los ejecutivos deben fortalecer su carácter y no su imagen. Para luego continuar con debemos dar ejemplo con acciones concretas y no con palabras; debemos motivar emocionalmente a los empleados y aclarar sus tareas y lo que la organización espera de ellos evitando la confusión y, por último, debemos compartir sus preocupaciones. Con todo ello aseguraremos que la estrategia guíe a la organización en lugar de que la organización conduzca a la estrategia.
Todo lo que antecede es fruto de la lectura y del estudio y está a vuestro alcance. Aquí es el momento de parar pero para los que todavía no habéis encontrado en éste post mi opinión sobre la materia, podéis seguir leyendo.
A menudo intentamos resolver los problemas en función de los efectos que estos generan. Y esto es un error, un placebo que remedia el dolor pero sólo de manera temporal. Para solucionar un problema lo primero que hay que hacer es estudiar a los actores implicados e investigar sobre sus causas. La cuestión es que las más veces cuando hurgamos en el “leitmotiv” descubrimos que el conflicto o al menos una parte fundamental de él se encuentra en nosotros mismos y hermanos cantarines reconocer los errores sabemos no es fácil.
Como decía al principio: “Combatiente” (Amar es combatir. Mana 2006)
COMBATIENTE (AMAR ES COMBATIR)

Amigo Sánchez,
ResponderEliminar¿Porqué nos empeñamos en hacer la guerra dentro de la empresa cuando sólo debemos hacerla fuera?
Como conoces quizá peco de ingenuidad y espero en contrar una empresa en la que todos (salvo excepciones rápidamente prescindibles) vivan o se sientan parte de esa empresa. El "sentido de pertenencia" que creo puedes tocar en alguna ocasión.
En la empresa vivimos más tiempo que con nuestra familia y, desde que comenzamos a trabajar (unos antes y otros algo más tarde) pasaremos unos 40 años, tiempo sólo comparable al que pasaremos (si tenemos suerte) con nuestro cónyuje (o pareja que dicen los modernos).
POr tato ¿dónde está el sentido de pertenencia común a las empresas por parte de sus empleados ¿Qué hacemos mal para perderlo o, ni siquiera adquirirlo?
La guerra y sus artes no debe hacerse dentro sino fuera y, sin embargo, hoy en día creo que es al contrario en muchas ocasiones.
Un abrazo desde el Botxo,
David
Gracias por el comentario David. Si recuerdas en un post del mes de septiembe hablamos del asunto de la colaboración a nivel local (¿Por qué no ser amigos?). Pero es cierto que todavía no he escrito de manera propia e independiente del sentido de pertenencia o compromiso como a mí me gusta llamarlo. Queda pendiente.
ResponderEliminarEn la actualidad, y en lo que nos toca, la auténtica batalla y guerra consiste en lograr el liderazgo en los mercados. Y para estó si pueden ser de utilidad los nuevos enunciados.
De hecho en el libro de esta semana se habla de las distintas alternativas para lograr el liderazgo, a saber; técnología superior, fortaleza de marca, precio competitivo, etc.
Lo novedoso es el replanteamiento y la aplicación de los postulados de Sun Tzu por parte de varios de los líderes estudiados, como por ejemplo, Jack Welch (CEO de GE) que es ejemplo en el capitulo relativo al principio "Ganar sin combatir".
Pero del bueno del Sr. Welch también habrá ocasión de hablar.
Abrazo gordo,
De acuerdo con David...
ResponderEliminarmuchas veces no sabes si tienes al enemigo dentro o fuera...¿quien es realmente el enemigo? La gente de fuera o de dentro? otros países? otras fábricas dentro de nuestro país? Otros departamentos? Generales que buscan la fama en la avanzada y no cuidan de su gente en la retirada?
que hacer cuando la gente que se supone que debe de cuidar y velar por nosotros no lo hacen? Son ellos nuestros enemigos?
Tenemos generales?
Marta
Gracias Marta por tu comentario. Parece que compartimos el prototipo de generales que queremos en nuestras vidas. Como siempre el problema es que a diferencia de lo que sucede en nuestra esfera privada en la profesional desgraciadamente no tenemos el poder o la capacidad de elegir ni tan siquiera los capitanes. Pero también es cierto que el peor enemigo es el encubierto y los tuyos parecen visibles. Ya puestos y siguiendo con los italianos (la frase anterior es de Séneca que aunque defendemos su origen Cordobés vivió en Roma)te dejo otra de Papini que yo tengo siempre presente: "Solo a un enemigo le tengo temor. Se llama yo mismo".
ResponderEliminarSaludos Cantarina.