sábado, 6 de marzo de 2010

EL MUNDO PUEDE SER DIFERENTE

Este mes estamos celebrando el 60 aniversario de la revista Golf Digest en su edición Americana. Durante todos estos años por sus páginas de tamaño reducido (es lo que significa digest) han pasado algunos de los mejores jugadores y los más grandes instructores de este deporte. Todos ellos bajo un mismo lema que continua imperturbable a lo largo de los años: “El golf es un deporte divertido del que se disfruta más cuanto mejor se juega”.

Quizás sea esta la razón por la que año tras año, se acercan nuevos practicantes y muchos continúan jugándolo durante toda una vida (parafraseando el titulo del libro de Harvey Penick y Bud Shrake: “El deporte que dura toda la vida”).

Me pregunto si en el paraíso profesional la "máxima" de GD es también válida. Esto es: “El trabajo es una actividad divertida de la que se disfruta más cuanto mejor se hace”. Fuerte, ¿no? ¿Alguien la suscribe? Mejor, ¿quién se apunta? Yo doy el paso, y quienes me conocen ya saben a qué me estoy refiriendo.

Si uno de los mayores placeres de la vida es, como decía Cavafis, el poder disfrutar del viaje hacia las Itacas, también es cierto que llegar al destino elegido da gran satisfacción. Aún así, ocurre que a veces uno pone el mejor de los empeños, su más leal y saber entender y no logra arribar a buen puerto.

Concretizo. ¿Cómo se debe de pasar de la idea a la acción? o ¿qué es necesario para lograr los resultados planificados con anterioridad? Puede que la solución hoy siga siendo la misma que hace 60 años: hay que querer, que poder y que saber.

Pero también puede que esta propuesta ya no sea válida. De hecho para mi no lo es ya que al escenario se han ido incorporando nuevos “conceptos y valores” como, por ejemplo, la responsabilidad social corporativa.

Hoy mi camino es:
1.- Dar sentido a la acción.
2.- Estar motivado.
3.- Tener las capacidades necesarias.

Si todos los involucrados comprenden los motivos y los hacen suyos, y los quieren, y además pueden hacerlos posibles nada impedirá la llegada a la Itaca. Y lo mejor es que durante el viaje, por muy penoso que éste sea, la diversión está garantizada.

Para los que no pueden trabajar con amor sino sólo con desgana, el consejo no por viejo deja de estar vigente y es que abandonen el trabajo y, esperen a la puerta del templo a recibir la limosna de los que trabajan con alegría.

Como decía al principio: “El Mundo Puede Ser Diferente” (Barón Rojo, 1984).

EL MUNDO PUEDE SER DIFERENTE

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