domingo, 10 de enero de 2010

ESPERANDO MI TREN


Soy animal de costumbre y desde hace tiempo utilizo la agenda Moleskine. En concreto uso el modelo Weekly Notebook ( de la gama “12 Month Planners”). Es perfecta. A la izquierda la semana completa y a la derecha una página para escribir el “to do”. Hace 2 años cambié el tamaño y del Large (13 * 21 cm) he pasado al Pocket (9 * 14 cm) que como su nombre indica me permite llevarla en el bolsillo del traje. Para los interesados cuesta unos 20 € y podéis encontrarla en El Corte Inglés. Una cosa más, la de este año ya no es negra, es colorada, imagino que gracias al “diseño italiano” impuesto por los propietarios actuales de la marca.

Después de unos días de “Dolce far niente” que en Castellano significa holgazanería (hay que ver como suenan las cosas en otras lenguas), llega la primera semana del año. Da igual lo que uno lea y dónde lo lea. Es tiempo de propósitos, generalmente de enmienda y sólo para unos pocos de contrición.

Decía Forrest Gump: “Mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. Y así es. Sobre todo cuando desconoces de dónde ha salido la caja, cuánto ha costado y mucho menos cuándo fue abierta por primera vez.

Os cuento una historia. En un país lejano vivía un monje y su aprendiz. A principios de año el joven preguntó al monje: “Maestro ¿Qué puedo hacer este año para ser mejor?”. El monje respondió: “Durante el año da una moneda a todo aquel que te agreda”. Y así lo hizo. Al terminar el año volvió para preguntar por el siguiente paso. El monje sin contestar le mandó a por comida, pero utilizando un atajo llegó antes que él a la entrada del pueblo. Disfrazado de harapiento al ver al joven comenzó a insultarle. Este sin alterarse en lo más mínimo le contestó: “Que suerte tengo. El pasado año tenía que pagar a los que me agredían y ahora puedo ser agredido gratis”. En ese momento el monje se despojo del disfraz y le dijo: “El que no da importancia a lo que otros dicen es un hombre que está en el camino hacia la sabiduría. Tu, ya no le das importancia a los insultos y, estás preparado para el siguiente paso”.

Seguro que las intenciones que tenemos consideradas en abstracto son buenas, pero bueno no es lo mismo que eficaz. Para ser eficaces deben formar parte de un plan o como mínimo estar alineadas con la realidad. El epicentro, a mi juicio, debe de ser un cambio de actitud y no unos objetivos. Si lo conseguimos estaremos, como el aprendiz, preparados para nuevos retos y para alcanzar, entonces sí, objetivos más ambiciosos y mejores.

De nade vale decir que queremos algo (empleo, cariño, bienestar, etc) si no cambiamos la actitud. Caso contrario nos pasará como a Forrest y a sus bombones. El problema es que si metemos la mano en una caja cuyo origen y contenido desconocemos es muy probable que el bombón no sea de nuestro agrado. Incluso puede que esté caducado o rancio.

Vayan mis mejores deseos y FELIZ AÑO para todos y por cierto, a la fecha de hoy llevo 8 días sin fumar y esto, hermanos cantarines, para mi es un gran cambio de actitud.

Como decía al principio: “Esperando mi tren” (Revolver 1995).


ESPERANDO MI TREN



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